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Viviendo en la calle

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Viviendo en la calle

Viviendo en la calle

Este hombre tiene 49 años.

Cada tarde se sienta en el bordillo de una tienda junto a un cajero automático, a su lado hay una bolsa de deporte que contiene todas sus pertenencias con un recipiente de plástico encima.

No hay ningún cartel ni se dirige a nadie, realmente Elnuma no parece pedir nada.

Una de esas tardes decidí pararme a hablar con él, enseguida aceptó contar su historia y compartimos bordillo durante un rato. Insiste en que no quiere dar pena ni llamar la atención de nadie.

Elnuma Degue, como él mismo quiere llamarse para la ocasión, prefiere no hacer pública su verdadera identidad, tampoco quiere mostrar su rostro. No está buscado ni tiene causas pendientes con la justicia, simplemente quiere evitar problemas o disgustos a familiares y amigos.

"Cuando en tu familia uno está en el paro, otro con su hipoteca, cada uno sus problemas y encima de no poder ayudarles  te ves en esta situación es muy jodido", admite sin rastro de victimismo.

¿Crees que alguien puede estar buscándote?

Duda, se toma un tiempo para contestar.

"Sí... puede ser"

Es un hombre alto y recio  que mira a los ojos cuando habla, del norte, su acento lo canta.

La gente pasa y nos mira, puede que sean cosas mías, pero ahora me siento observado mientras tomo notas, incluso me parece ver asombro, sorpresa y lástima en algunas caras.

Viviendo en la calle

Elnuma lleva desde el 23 de enero de 2010 en la calle por una frecuente carambola de esas de la vida, escuchando su historia más me convenzo de algo que siempre he pensado, cualquiera de nosotros puede acabar sentado en un bordillo, viviendo en la calle. No es tan difícil.

"Me di cuenta que estaba en la calle justo el día que no pude pagar el alquiler"

Es un tipo hablador, no parece sentirse intimidado por las preguntas y tampoco anda a la defensiva con sus respuestas. Cuenta que tuvo que afrontar las cosas como vinieron.

"Me subí a un tren y me marché a Málaga, tenía 15 euros en el bolsillo, cuando llegué pensé en dos destinos, saqué una moneda y me lo jugué a cara o cruz. Bajé del autobús en la puerta del hospital , me puse a buscar trabajo, luego a pedir para ir tirando y aquí estoy."


"Un tal Paco me suele comprar tabaco",
dice eschándose mano al bolsillo de la camisa para enseñar un paquete de tabaco de liar".Elnuma recuerda los nombres de casi todas las personas que le ayudan o le ayudaron, y las enumera casi a modo de créditos interminables de agradecimiento.

"Hay una señora que me trae comida, otros me invitan a comer, encontré muy buena gente. Lo peor es cuando pides un cigarro, la hora o intentas hablar con alguien y hacen como que no existes o te miran mal, como huyendo, todo el que hace eso es un idiota", sentencia.

Durante la conversación repite varias veces que sólo busca un trabajo y que no ha encontrado nada desde enero. Ya no quiere saber nada de la gente de asuntos sociales, "me tuvieron de médicos para certificados y otros líos de papeleos y al final no me consiguieron un trabajo, prefiero buscarlo por mi cuenta"

"He trabajado de peón de albañil, en la hostelería, de pintor, en la fontanería, de electricista, de todo, puedo trabajar en lo que sea"

Viviendo en la calle

La calle golpea muy duro y Elnuma lo sabe, a él ya se le nota en cómo cuenta su día a día, pero sobre todo en la forma de mirar y en la franqueza con la que entona todas sus frases.

Aunque no culpa a nadie de su situación se desprende de su discurso que se cabrea con las desigualdades, sobre todo con los sueldos de los políticos, a los que tiene especial "cariño" y a los que les dedica algún insulto que otro, nada que no haya hecho cualquier persona alguna vez.

"Cuando estás en la calle y te ven tomándote una copa, ya eres un borracho, a veces es mejor no hacer nada, el otro día en un bar una señora se acercó, pagó mi desayuno, me dio 4 euros y me dijo- tome, para una copita- sé que lo hizo sin mala intención, tampoco es la primera vez que me tomo una copita después del desayuno".

Cualquiera en su situación dejaría entrever la desesperanza o indicios de decepción crónica, pero el señor Degue tiene su punto de optimismo, y tiene planes. Tiene la jornada organizada por la rutina del movimiento del barrio, durante la mañana se ha mimetizado en el  parque donde duerme antes de ocupar su bordillo, viéndolo entre la gente nadie diría que es un sin techo.

"Me ducho tres veces a la semana, lunes, miércoles y viernes, en unas duchas públicas.  Voy a  comer a un comedor social, antes dormía en este cajero de aquí, dice señalándolo con el pulgar derecho, pero ahora duermo en los bancos del parque aquel, añade levantando la cabeza varias veces".

"Tengo un compañero, que también está en la calle, estamos reuniendo dinero para irnos a Canarias, iremos a Fuerteventura, a Costa Calma. Allí hay trabajo, si aquí hay 10 ó 12  hoteles allí hay 50. Ya tenemos algo guardado, una persona nos dejó 20 euros el otro día." Lo cuenta convencido, toda una paradoja callejera, ahorrar cuando no se tiene nada.

Viviendo en la calle

Anochece y nos despedimos, Elnuma es de los que aprietan la mano con fuerza y se despiden sonriendo, durante casi una hora  apenas dos personas dejan unas monedas, que siempre agradece con voz firme, sin embargo no parecía importarle demasiado.

Puede que ya se haya marchado dejando libre el bordillo, no sé si buscando o huyendo de su suerte.

Viviendo en la calle

En noviembre de 2010 volví a la ciudad donde vi por última vez a este hombre y allí seguía.  Me contó que su amigo alemán se había marchado y que a él lo habían tenido que operar de una dolencia en una pierna.

Su situación no había cambiado, seguía viviendo en la calle.


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14 comentarios en «Viviendo en la calle»

  1. La calle da ganas de hablar siempre... a no ser que tengas una tajá de vinato barato y te la sude hasta muerte...

    Te suenan las Cuñadass de Clara del Rey que a veces salen en nuestras coplas???... esas dulces ancianitas de 68 y 70 años que ofrecian sus servicios sexuales en un apartamento de la calle Clara del Rey de Madrid... pues tambien estan ahora en la puta calle... No han cotizao "una perra gorda" en su vida... y andan durmiendo donde pueden... Eso , si ...estas hablan poco..por aquello de la virtud desaparecida de la" discreccion de la puta"...

    Pura vida y sin cortar compadreeeeeeeeeeee!!!

  2. Ciertamente es una historia muy triste. De tanto en cuando nos quejamos de la vida que llevamos, olvidando que hay personas que la estan pasando pero que nosotros. Gracias por la vida que tengo Dios.

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