Los 27 líderes buenos se levantaron muy temprano, reunieron a sus 270.000 funcionarios buenos y se echaron a la calle.
Visitaron a todos los vecinos, pueblo por pueblo, casa por casa, para jurarles que nada malo les sucedería.
Prometieron aumentar y proteger el fondo de garantía de sus ahorros y se comprometieron a hacer todo lo posible para los que no los tuvieran no se sintieran infelices.
Hicieron la promesa pública de practicar por fin la política de lo cercano, de servicio público, llevaron por todos los barrios del mundo su mensaje de compromiso social con la sonrisa siempre puesta.
Al día siguiente todos los informativos se preocuparon por las personas y no por los beneficios de las empresas.
Todos comieron perdices y colorín colorado para el que se lo haya tragado.
ojala eso fuera verdad, aunque ni siquiera hay lideres buenos, bueno eso creo yo.
Qué lejos quedan aquellos cuentos clásicos inmortales para dormir a los niños,....y qué cercanos nos quedan éstos a los mayores...